Lánguidas pisadas desidiosas
ausencias de muerte y de tragedia
sorda sensación de crisantemos
y tenue rotura extraordinaria
Una tarde gris
una entrada al cielo
Pensé que la tarde era infinita
como el canto del mundo y su derrota
No es así
que atravieso las distancias
sentado en mi trono de caricias
pienso en las manos incendiarias
y la torpe osadía del crepúsculo
Bajo mis pies se tiende un infinito
de muerte soledad y olvido
tengo el placer de darme cuenta
y callar lo que es debido